miércoles, 20 de abril de 2016

Videoconferencia I [14/4/2016]

(Jueves, 14 de abril de 2016)

Hoy iba a tener lugar la esperada videoconferencia con un colegio público. Pero antes que nada, al llegar a clase, nos topamos con una sorpresa: Hugo, el hijo de Déborah, que acaba de pasar a la ESO.

Hugo nos estuvo contando su experiencia en primera persona, respondiendo a las diversas preguntas que surgían. Nos dio su opinión acerca de las tutorías, que por desgracia hoy en día no tienen el papel que se merecen, ya que por ejemplo las horas que corresponden a la tutoría se sustituyen por horas de otras asignaturas en las que van más retrasados. Esto, en mi opinión, es un error gravísimo, ya que todos los alumnos, independientemente del nivel educativo en el que estén, tienen derecho un mínimo de tiempo dedicado a una tutoría grupal. Una tutoría donde pueda hablar toda la clase, donde se comenten problemas del grupo, se debatan ideas para solucionarlos, se aporten ideas innovadoras, etc. Para que haya una mayor comunicación entre profesor y alumnos y por tanto un mayor conocimiento mutuo.

Además, comentó el caso de un compañero que no acabó de integrarse bien en el grupo debido a su comportamiento: insultaba, molestaba, y en definitiva trataba de incordiar a los demás. Por esta razón, los niños no se acercaban a él, y por esto mismo, más les molestaba. Era una especie de círculo vicioso que sólo generaba malestar.

Entre todos, tratamos de reflexionar acerca de cómo solucionar el conflicto en relación con todo lo que hemos visto hasta ahora sobre la orientación y la acción tutorial. Algo que he aprendido acerca de la resolución de este tipo de conflictos -que son, además, frecuentes- es llevar a cabo una especie de asamblea entre el grupo de alumnos de la clase, o bien de aquellos alumnos implicados en el asunto. El objetivo principal de esta asamblea será hablar sobre los sentimientos que nos provocan las actuaciones de los demás, es decir, explicar cómo nos sentimos cuando alguien hace algo determinado. Por ejemplo: "yo me enfado cuando estamos tranquilamente jugando y viene X a molestar", o "me siento solo y triste cuando nadie quiere jugar conmigo". Hablar sobre los sentimientos puede ser difícil al principio, y más cuando no se tiene la confianza suficiente, pero es la mejor forma para hacerles ver a los niños que sus acciones tienen reacciones, tanto positivas como negativas. 

Desde mi punto de vista personal, es imprescindible, sobre todo en la educación primaria, la inteligencia emocional. La inteligencia emocional es un concepto definido por Mayer como "una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento". Desgraciadamente, es algo que hoy en día no está muy presente en las aulas pero que es completamente necesario para que los alumnos aprendan a reconocer, manejar y controlar sus propias emociones. Incluso echo en falta este tipo de aprendizaje en la formación del profesorado, ya que muchos de nosotros todavía no sabemos manejar del todo bien nuestras emociones, y es algo esencial más aún en los docentes.




La inteligencia emocional en los conflictos permite, además, conocernos más a nosotros mismos, conocer el por qué de nuestras actuaciones o el por qué nos sentimos de una determinada manera. Pero sobre todo, permite comprender las emociones de los demás, empatizar con ellos de alguna forma y actuar en base a ello. Es un elemento fundamental dentro del aprendizaje de uno mismo y de los demás que no podemos dejar pasar desapercibido. 

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La otra parte de la clase estaba destinada a la videoconferencia. Todos estábamos muy emocionados ya que era la primera vez que hacíamos algo de este estilo. Esto se ve reflejado en que, a pesar de ser un día de huelga, vino la mayor parte de la clase. El interés era máximo y todos conocíamos el trabajo que había hecho la profesora para por fin poder llevar a cabo la videoconferencia con este centro. El colegio en cuestión es un Centro de Difícil Desempeño, de los que ya hablaba en otra entrada, con altos niveles de estrés. Además, cuentan con una orientadora compartida con otro centro y con una trabajadora social que acude los martes. También existen rotaciones constantes del profesorado. Por otro lado, los alumnos en general son muy activos.

Por desgracia, después de estar intentando media hora conectar con los alumnos y la profe del cole, nos resultó imposible. Tratamos de hacerlo con el móvil, pero no hubo manera. Nos quedamos con las ganas. Aún así, esto nos hizo reflexionar acerca de los pocos recursos con los que cuentan los colegios públicos, en este caso referidos al wifi y las nuevas tecnologías en general. 

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