(Jueves, 21 de abril de 2016)
Logo de la Bosquescuela (Fuente: http://lighthousebcn.com/bosquescuela-la-naturaleza-es-el-aula/)
Hoy he tenido, sin duda, una de las experiencias más memorables en lo que llevo de carrera. Hemos tenido la gran oportunidad de contar con la presencia de Philip Bruchner, un educador alemán impulsor del proyecto Bosquescuela, con más de 10 años de experiencia en escuelas al aire libre. La Bosquescuela, situada en la localidad de Cerceda (Madrid), es un Centro de Educación Infantil al Aire Libre homologado. Este centro es bilingüe, y acoge a niños del 2º Ciclo de Educación Infantil (de 3 a 6 años). El propio Philip define así el proyecto:
Lo más característico y a la vez innovador es que el aula es la naturaleza: los niños pasan todo el año escolar al aire libre.
Prescindimos de juguetes prefabricados y la mayor parte del material didáctico proviene del medio natural. Hay mil tipos de árboles y plantas, palos, rocas y tierras de todos los colores. Se puede correr, trepar, saltar, sentarse, columpiarse y observar los cambios de paisaje.Además hay más profesionales para cada grupo de niños. En Alemania 2 profesionales para 20 niños. En los futuros centros docentes Bosquescuela en España habrá 3 profesionales por cada 25 alumnos.
Carecemos de instalaciones tradicionales y contamos con una cabaña para el frío en invierno y para el sol en verano. Y algo fundamental para el funcionamiento de un centro docente al aire libre es que los 25 alumnos de 3 a 6 años aprendan juntos en una clase y que no se les separe por edades.
De esta manera, he querido plasmar los cuatro pilares fundamentales de la Bosquescuela en el siguiente esquema (elaborado a través de Cacoo):
Los primeros proyectos de Escuela al Aire Libre surgieron en Suecia, Dinamarca y Alemania sobre los años 60. En el caso de Alemania, las Escuelas al Aire Libre no han sido reconocidas como escuelas infantiles hasta el año 1993, volviéndose muy populares a partir de esa fecha.
¿Cómo es un día en Bosquescuela?
Por las mañanas, los padres y madres llevan a sus hijos al punto de encuentro cerca de un bosque público, donde está situada en la cabaña en la que guardan la ropa y el material y donde se refugian si hace mal tiempo. Después de una actividad de bienvenida, los profesores y profesoras imparten una unidad de conocimiento, por ejemplo, matemáticas, arte o lectoescritura. Luego, cada uno coge su mochila y el grupo sale de excursión hacia uno de los lugares del día. En ese lugar, todos toman el almuerzo; a continuación, comienza la fase de juego libre en la que cada niño puede elegir con quién, dónde y cuánto tiempo quiere dedicarse a algo. La mañana termina con un cuento. Luego, el grupo regresa a la cabaña. Un día a la semana se realiza una excursión a la ciudad o a un pueblo y otro día se imparten talleres de madera, papel, barro o agua, por ejemplo.
Adjunto algunas imágenes de la Bosquescuela:
Philip Bruchner
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Todo esto lo aprendimos en el día de hoy, sobre todo en la primera parte de la actividad, donde Philip nos explicó las características de la Bosquescuela, sus orígenes, cómo se trabaja, la metodología, los recursos, el entorno... Fue una presentación muy interesante y amena, pues Philip lo explicaba todo de una forma que captaba nuestra atención. Además, yo nunca había oído hablar de esta Bosquescuela, por lo que el interés por aprender fue todavía mayor.
No obstante, y como no podía ser de otra forma, la segunda parte de actividad fue mucho más dinámica. Salimos fuera, a una especie de campo dentro de la facultad, y ahí pusimos en práctica algunas de las metodologías de la Bosquescuela. Sin ir más lejos, con unos cuantos palos, construimos de manera lúdica y atractiva un pentágono. Posteriormente, fuimos añadiendo palos y creando más figuras geométricas. Después de trabajar con las figuras, entre todos creamos una nueva figura que se asemejaba a un carro de la compra, lo que Philip aprovechó para improvisar una dinámica. Esta vez consistía en decir alimentos que empezasen por diferentes letras que él iba mostrando. Casi sin darnos cuenta, trabajamos con nociones matemáticas y lingüísticas a través del juego. También utilizamos los palos para hacer ritmos.
En la Bosquescuela todos participan. Tanto es así que, como forma de terminar la actividad, salimos todos en orden para ir formando una especie de árbol con sus diferentes capas (corteza, raíces...). Philip nos iba diciendo el nombre de cada una, mientras nosotros, partícipes de nuestro aprendizaje, nos implicábamos en realizar de alguna manera las funciones correspondientes a cada parte del árbol, de una forma muy divertida (por ejemplo, las raíces hacían que absorbían el agua con un movimiento de brazos). Algunas imágenes de la sesión:
En definitiva, fue una experiencia genial que me ha enriquecido como futura docente. Me ha llamado mucho la atención este tipo de escuela ya que no es la escuela convencional, sino que le da un giro de 180º e introduce la importancia de la naturaleza y el entorno para el desarrollo y crecimiento de los niños.
No obstante, y como no podía ser de otra forma, la segunda parte de actividad fue mucho más dinámica. Salimos fuera, a una especie de campo dentro de la facultad, y ahí pusimos en práctica algunas de las metodologías de la Bosquescuela. Sin ir más lejos, con unos cuantos palos, construimos de manera lúdica y atractiva un pentágono. Posteriormente, fuimos añadiendo palos y creando más figuras geométricas. Después de trabajar con las figuras, entre todos creamos una nueva figura que se asemejaba a un carro de la compra, lo que Philip aprovechó para improvisar una dinámica. Esta vez consistía en decir alimentos que empezasen por diferentes letras que él iba mostrando. Casi sin darnos cuenta, trabajamos con nociones matemáticas y lingüísticas a través del juego. También utilizamos los palos para hacer ritmos.
En la Bosquescuela todos participan. Tanto es así que, como forma de terminar la actividad, salimos todos en orden para ir formando una especie de árbol con sus diferentes capas (corteza, raíces...). Philip nos iba diciendo el nombre de cada una, mientras nosotros, partícipes de nuestro aprendizaje, nos implicábamos en realizar de alguna manera las funciones correspondientes a cada parte del árbol, de una forma muy divertida (por ejemplo, las raíces hacían que absorbían el agua con un movimiento de brazos). Algunas imágenes de la sesión:
(Estas imágenes han sido subidas a Twitter por mis compañeros y desde el Twitter oficial de Bosquescuela. Como se puede apreciar, el tiempo no nos acompañó mucho, pero ésto no impidió trabajar con la metodología de la Bosquescuela y pasárnoslo realmente bien.)
En definitiva, fue una experiencia genial que me ha enriquecido como futura docente. Me ha llamado mucho la atención este tipo de escuela ya que no es la escuela convencional, sino que le da un giro de 180º e introduce la importancia de la naturaleza y el entorno para el desarrollo y crecimiento de los niños.
(Ambos son reportajes sobre la Bosquescuela de Cerceda, que nos permiten acercarnos un poco más a la realidad y el día a día de este centro educativo.)
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