domingo, 13 de marzo de 2016

Estilos de aprendizaje + caso práctico [10/3/2016]

(Jueves, 10 de marzo de 2016)



 Diagrama con los estilos de aprendizaje (Fuente: http://catedu.es/cuadernoseducativos/index.php/esenciales/estilos-de-aprendizaje)


¿Qué son los estilos de aprendizaje? Los estilos de aprendizaje se pueden definir como los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos, que sirven como indicadores relativamente estables de cómo las personas perciben, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje (Kefee, 1988). En otras palabras, los estilos de aprendizaje son un conjunto de métodos o estrategias personales que utilizamos a la hora de aprender algo. Aunque las estrategias concretas que utilizamos varían según aquello que queramos aprender, cada uno de nosotros tiende a desarrollar unas preferencias globales en este aspecto. Estas preferencias o tendencias a utilizar más unas determinadas maneras de aprender y no otras, constituyen nuestro estilo de aprendizaje.

No todos aprendemos igual, ni a la misma velocidad, ni de la misma forma. Por ejemplo, en un grupo cuyos integrantes estudien la misma materia todos juntos y partiendo del mismo nivel, nos encontraremos al cabo de poco tiempo con diferencias en los conocimientos de cada miembro del grupo, a pesar de que aparentemente todos hayan recibido las mismas explicaciones y hayan realizado las mismas actividades y ejercicios.

Estas diferencias en el aprendizaje son el resultado de muchos factores, como por ejemplo la motivación por el conocimiento o por los contenidos, el bagaje cultural previo, factores sociales... También estas diferencias se deben a las distintas maneras de aprender de cada uno. Tanto desde el punto de vista del alumno como del punto de vista del profesor, el concepto de "estilos de aprendizaje" resulta especialmente atrayente, dado que nos ofrece grandes posibilidades de actuación con el objetivo de conseguir un aprendizaje más efectivo.

Es importante resaltar la idea de que el concepto de los estilos de aprendizaje está directamente relacionado con la concepción del aprendizaje como un proceso activo, es decir, entendiendo el aprendizaje como la elaboración por parte del receptor de la información recibida y no como una mera recepción de manera pasiva por parte del alumno. De esta forma, es lógico pensar que cada uno de nosotros elaborará y relacionará los contenidos recibidos en función de sus propias características individuales.


El modelo de estilos de aprendizaje elaborado por Kolb supone que para aprender algo debemos trabajar o procesar la información que recibimos. Kolb dice que, por un lado, podemos partir:

  1. De una experiencia directa y concreta: alumno activo.
  2. De una experiencia abstracta, que es la que tenemos cuando leemos acerca de algo o cuando alguien nos lo explica: alumno teórico.
Las  experiencias  que  tengamos,  concretas  o abstractas,  se  transforman  en conocimiento cuando las elaboramos de alguna de estas dos formas:
  1. Reflexionando y pensando sobre ellas: alumno reflexivo.
  2. Experimentando de forma activa con la información recibida: alumno pragmático.
Según el modelo de Kolb un aprendizaje óptimo es el resultado de trabajar la información en cuatro fases:




Aquí añado unas tablas con la definición y las características principales de los diferentes estilos de aprendizaje:
En función de la fase del aprendizaje en la que nos especialicemos, el mismo contenido nos resultará más fácil (o más difícil) de aprender de cómo nos lo presenten y de cómo lo trabajemos en el aula; ya que, insisto, los estilos de aprendizaje son personales y por tanto la forma de asimilar contenidos varía en función de cada individuo.

¿Cómo se consigue entonces un aprendizaje óptimo? Un aprendizaje óptimo requerirá de las cuatro fases, por lo que será conveniente que los docentes garanticemos actividades que cubran todas las fases de la rueda de Kolb. Con esto, por una parte facilitaremos el 
aprendizaje de todos los alumnos, cualesquiera que sea su estilo preferido y, además, les ayudaremos a potenciar las fases con los que se encuentran más cómodos.

Pero, ¿cómo sabemos cuál es nuestro estilo de aprendizaje, o el d
e nuestros alumnos? Para conocer este dato, se ha creado el cuestionario CHAEA, un cuestionario para identificar nuestro estilo preferido de aprendizaje. No es un test de personalidad, ni de inteligencia; tampoco hay límite de tiempo para contestar al cuestionario y no hay respuestas correctas o erróneas. Aquí dejo el link del cuestionario CHAEA: http://www.estilosdeaprendizaje.es/chaea/chaea.htm

Después de realizar el cuestionario CHAEA, mis puntuaciones obtenidas fueron los siguientes:

  • Activo: 7
  • Reflexivo: 20
  • Teórico: 15
  • Pragmático: 11

Por tanto, mi estilo de aprendizaje predominante es el reflexivo, que consta de las características y descripciones mencionadas anteriormente. Quiero profundizar en mi estilo, sobre todo de qué forma puedo aprender mejor basándome en él y cuándo me cuesta aprender. Esta imagen sintetiza ambos aspectos y estoy completamente de acuerdo con ellos:





Adjunto otra imagen acerca de cómo se aprende mejor, en general, en cada estilo de aprendizaje:





Una aclaración que me gustaría realizar es que los estilos de aprendizaje no es lo mismo que los canales perceptivos, ya que habitualmente se suelen confundir. Los canales perceptivos son las vías a través de las cuales recibimos la información del exterior. De esta manera, los canales perceptivos son: visual, auditivo y kinestésico; a lo cual hace referencia el modelo VAK, dadas sus iniciales. A este modelo se le ha añadido también la R de Reading (lectura), creándose así el modelo VARK.









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CASO PRÁCTICO

En el caso práctico propuesto nos encontramos con una mayoría de alumnos pragmáticos y activos, y en general, se trata de alumnos visuales y cinestésicos.



¿Cómo se debería actuar ante este tipo de alumnado?
  • Se deberían llevar a cabo actividades muy visuales y dinámicas, donde se fomente la participación y la implicación del alumnado.
  • Role-playing.
  • Actividades lúdicas en las que el cuerpo cobre importancia, ya que la mayoría son cinestésicos. Un ejemplo de estas actividades serían las manualidades, los experimentos y los proyectos.
  • Explicaciones interactivas.
  • Debate. Este es un elemento muy importante ya que la mayoría de los alumnos, al ser activos y pragmáticos, participarán; mientras que por otro lado se da lugar a los reflexivos o teóricos dado que a través de los debates se incita a la reflexión y al pensamiento más teórico.
  • Interacción con objetos didácticos manipulables: rompecabezas, objetos reales, elementos de laboratorio...
  • "Aprender haciendo" a través de murales, presentaciones y exposiciones.
  • Problemas, acertijos y adivinanzas, donde también participen los reflexivos y teóricos.
  • Excursiones. Contacto con el medio natural, social y cultural.
  • Trabajos en grupo, teniendo en cuenta los tipos de inteligencia de cada uno para que se lleve a cabo un reparto de roles o funciones.
  • Concursos, preferiblemente en equipo (tal y como los que hacemos en clase, ya que es una parte importante y divertida de la práctica donde participan todos los alumnos: teóricos, reflexivos, activos y pragmáticos).
En definitiva, se trata de realizar una mayoría de actividades con carácter activo y pragmático como consecuencia de la numerosa cantidad de alumnos de ese tipo, pero sin dejar de lado a los teóricos y reflexivos y proponiendo actividades que también se amolden a ellos. Lo mismo ocurre con las actividades cinestésicas y visuales, son actividades predominantes pero también hay que trabajar a través de actividades que fomenten el canal perceptivo (que en realidad se llevan a cabo a través de presentaciones, exposiciones, etc).

En conclusión, es necesario llevar a cabo una diversidad de actividades en el aula para adaptarse a las necesidades y estilos de aprendizaje de los alumnos. Para ello, es importante conocer dichos estilos, conocerse a uno mismo y a sus alumnos, por ejemplo a través del cuestionario CHAEA que comentaba en la primera parte de la entrada. Además, es importante que cada alumno trabaje en el estilo que más cómodo se sienta pero trabajando también los demás estilos, es decir, que no exista monotonía en este aspecto y que los alumnos no se estanquen en un estilo determinado. Es importante que los niños se adapten, pero también debemos adaptarnos nosotros. Pero, ¿es conveniente decir al alumno qué estilo de aprendizaje tiene? En mi opinión, creo que no se puede etiquetar directamente, sino que es mejor decir sutilmente al alumno de qué manera aprende mejor. Es decir, no se trata de decirle "tienes un estilo de aprendizaje X", y que el alumno se encasille ahí, sino de decirle "creo que tú aprendes mejor haciendo esto, ¿no crees?" Asimismo, es beneficioso organizar a los alumnos en grupos heterogéneos para compartir los estilos de aprendizaje y aprender unos de otros. 

RECURSOhttp://www.estilosdeaprendizaje.es/chaea/chaea.htm (Cuestionario CHAEA.)

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